
Pese a que Perú es causante de sólo el 0.4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, los impactos que el calentamiento genera en su territorio son muy severos. Son especialmente preocupantes la reducción de nevados y el aumento de sequías y heladas, problemas que, según modelos climáticos realizados por instituciones científicas, tenderán a intensificarse y ser más frecuentes.
También, de acuerdo con importantes estudios, el país es uno de los más vulnerables a desastres naturales. El centro de investigación inglés sobre cambio climático Tyndall Centre, tras analizar indicadores nacionales, ubica a Perú en el tercer lugar de vulnerabilidad después de Bangladesh y Honduras.
Una prueba de ello fueron las dramáticas experiencias, costosas en vidas y dinero, que causaron en los últimos lustros los fenómenos de El Niño y La Niña, y el calentamiento global. En 1998, El Niño, según datos de la Corporación Andina de Fomento (CAF), causó pérdidas y daños estimados en $3,800 millones, que fueron equivalentes al 4.5% del producto bruto interno nacional.
El costo de la degradación ambiental en el Perú -señala por su parte en el Banco Mundial- es más alto que en otros países con niveles de ingreso similares.
Una de las más alarmantes imágenes de esta radiografía ambiental del Perú la constituye, sin duda, el efecto de la reducción de nevados por el cambio climático.
Estimados realizados por varias instituciones científicas como el Instituto Nacional de Recursos Naturales, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología y otros institutos internacionales ya han coincidido en que en el Perú, que posee 20 cordilleras con presencia de glaciares, se han perdido en los últimos 27 a 35 años el 22% de superficies glaciares. Esto ha generado una pérdida de recursos hídricos equivalentes a más de 12,000 millones de metros cúbicos, superando el consumo de agua que toma la capital del Perú, Lima, durante más de 10 años.
Ejemplos preocupantes de estos retrocesos son el glaciar Qori Kalis, ubicado en la Cordillera de Vilcanota, que ha retrocedido 30 metros por año; el glaciar de Yanamarey, ubicado en la Cordillera Blanca, que disminuye año a año; y la severa pérdida de nieve del nevado Pichu Pichu, en Arequipa, entre otros.
Caso emblemático es el del glaciar Pastoruri, ubicado en la Cordillera Blanca, que era el más visitado por turistas nacionales e internacionales. Una cueva de hielo que era su atractivo principal hoy sólo es parte del recuerdo.
“Sólo en la Cordillera Blanca, de 723.4 kilómetros cuadrados de nevados que existían en 1970, quedaban 611.5 kilómetros cuadrados en 1997”, advierte, por su parte, el experto en prevención de desastres Jorge Durand.
Escasez de agua
De acuerdo con un mapa mundial de estrés hídrico, el Perú es uno de los países que tendrán problemas de utilización de agua. La razón es que el 60% de los peruanos vive en la costa, y en la costa prácticamente no hay agua. A esta zona llega sólo el 1.8% del agua de todo el Perú, mientras que el 98% se encuentra básicamente en la Amazonia.
“El agua que existe en la costa viene en su mayor parte de la sierra, sea de las lluvias o de los glaciares. Si los glaciares se están derritiendo, entonces habrá menos agua en la costa”, afirman varios especialistas consultados por El Comercio.
César Portocarrero, un experto en glaciología y climatología que durante diez años trabajó con varias comunidades peruanas de Áncash, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Lima y Piura, entre otras, afirmó que los pobladores andinos del Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia sufren desde hace 30 años los impactos del cambio climático. Asegura que el cambio del ciclo hidrológico y de los patrones de lluvia causa estragos en la vida de los campesinos e indígenas.
El experto advierte que en la zona andina los cultivos de gran altura, como las papas nativas, que se sembraban a más de cuatro mil metros de altura, corren el riesgo de desaparecer.
Bosques que se perdieron
Una proyección científica obtenida en Zúrich (Suiza), al aplicar un nuevo índice del cambio climático, revela que la Amazonia, el gran pulmón de la Tierra y su principal fuente de agua dulce, corre el riesgo de sufrir 17 años de sequía entre el 2071 y el 2100, y la responsabilidad de ello, aparte de los países industriales que emiten grandes volúmenes de gases contaminantes, es también de sus propios habitantes.
En el Perú, por ejemplo, la colonización desordenada y consiguiente deforestación han hecho que se pierda una cuarta parte de los bosques sólo en la selva central. Se calcula que en todo el país se han deforestado más de diez millones de hectáreas de bosques.
Los expertos advierten, además, que por el calentamiento global la selva amazónica perdería en los próximos lustros entre un 10 y 20% más de los bosques, lo que causaría la extinción del 43% de sus especies.
La experta en cambio climático Patricia Iturregui sostiene que las mayores emisiones de gases de efecto invernadero que produce el Perú son generadas por la deforestación de la Amazonia. Esto es causado por la tala ilegal y en gran medida por la agricultura migratoria.
Las emisiones de gases de efecto invernadero que produce esta deforestación son mucho mayores que las generadas por todo el caótico transporte que se produce en Lima.
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