Por Marian González / mariannatural@gmail.com
Como una pesadilla que no se acaba, el tema del calentamiento global volvió a ocupar las primeras planas de muchos periódicos del mundo durante la última semana de septiembre. Tenemos el peligro bien cerca, pero nos empeñamos en ignorarlo.
El ex vicepresidente Al Gore lo explica bien cuando expone: “Si nos enterásemos de que Al Qaeda está desarrollando nuevas técnicas terroristas con las que podría interrumpir los abastos de agua en el mundo entero, forzar a decenas de millones de personas a tener que abandonar sus hogares y poner en peligro al planeta completo, entraríamos en un frenesí, buscando cualquier medio posible para neutralizar su amenaza”.
“Eso es precisamente lo que estamos creando nosotros mismos”, continúa Gore, “con nuestros gases de invernadero. Aunque existe todavía incertidumbre sobre la severidad de sus consecuencias, nuevos estudios revelan que estamos cocinando nuestro planeta más ligero de lo que los expertos prevenían”. Y eso es lo que nos preocupa grandemente: que el cambio climático no sólo es una realidad, sino que está sucediendo más ligero de lo que los científicos predecían.
Hay gobiernos que reconocen el calentamiento global como una realidad ineludible y están tomando medidas para aprovecharse de los pocos recursos energéticos tradicionales que este fenómeno dejaría disponibles en el mundo. Dinamarca, Canadá, Rusia y Estados Unidos, entre otros, se encuentran en una carrera por el acceso a los recursos de energía en el fondo del Ártico, que pudieran resultar accesibles como resultado del derretimiento del hielo por el calentamiento global.
Pero seguimos nuestro camino como si nada estuviera sucediendo. Según el informe del Worldwatch Institute, Vital Signs 2007, en el año 2006 consumimos energía a niveles récord. El mundo utilizó 3.9 billones de toneladas de petróleo, produciendo 7.6 billones de toneladas de emisiones de carbono. Se removió más madera de los bosques que nunca antes en la historia. A pesar de que la temporada de huracanes fue tranquila en Estados Unidos y Puerto Rico, en el 2006 el planeta experimentó más desastres naturales que en los tres años anteriores. Cerca de 100 millones de personas se vieron afectadas.
Estados Unidos fue responsable de más del 21% de las emisiones de carbono por la quema de combustibles fósiles a nivel mundial. La capa de hielo en el Polo Norte está un 22% más baja que el récord previo. Quedan sólo 1.6 millones de millas cuadradas. Esto quiere decir que podría desaparecer completamente en 23 años. El derretimiento de la capa de hielo está adelantado por 30 años a lo que modelos anteriores predecían.
Aproximadamente dentro de un siglo, varios lugares que han dado su identidad a Estados Unidos podrían desaparecer. Entre ellos, el primer asentamiento de los colonos en Estados Unidos, en Jamestown, Virginia, así como Wall Street, Silicon Valley y la plataforma de lanzamiento en Florida que puso en órbita al primer estadounidense.
El presidente George W. Bush sostuvo reuniones sobre el tema durante dos días en Washington. En éstas participaron representantes de 16 países, incluyendo China e India -dos de los mayores contaminantes, junto con Estados Unidos-, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas. Bush, sin embargo, se niega a establecer controles obligatorios a las emisiones de gases de invernadero. Ha expresado que no participará en ninguna negociación de un acuerdo global que no incluya a los grandes consumidores de energía del mundo en desarrollo. Este es precisamente el tranque por el que Estados Unidos no ha firmado el Protocolo de Kyoto.
Como recordarán, el Protocolo, que vence en el 2012, establece limitaciones mandatorias para la reducción de emisiones de gases de invernadero en los países que lo suscriben. En diciembre del 2006, 169 naciones lo habían ratificado, con las excepciones notables de Estados Unidos y Australia. Habrá una reunión sobre el Protocolo en Bali a fin de año.
Algunas grandes empresas se han comprometido a lidiar con el calentamiento. Merece mencionar el proyecto de Wal-Mart a nivel mundial. Hace dos años su CEO, Lee Scott, se comprometió a que la compañía se convirtiera en una amigable al ambiente. Recientemente, anunció que sólo venderán detergente concentrado y artículos con un mínimo de empaque. Promueven las bombillas fluorescentes, están en proceso de que su flota de vehículos conserve energía mediante diversos métodos y establecieron un programa educativo sobre alternativas sustentables para sus empleados. Es importante destacar que todos estos esfuerzos han resultado en mayores ganancias para Wal-Mart.
Además de los esfuerzos de corporaciones y entidades privadas, existen programas de diferentes gobiernos del mundo para enfrentar los posibles efectos del cambio climático. Por ejemplo, la Unión Europea pretende reducir sus emisiones de carbono en un 80% para el 2050.
¿Y en Puerto Rico...?
En Puerto Rico, nuestros científicos continúan alertando sobre las posibles consecuencias del cambio climático a nivel local. El doctor Aurelio Mercado, director del Centro de Estudios Costeros del Recinto Universitario de Mayagüez, advirtió que “las costas de la Isla están en grave peligro de erosión debido al ritmo del cambio climático, lo que significa que si se derriten todos los cascos polares, en miles de años el nivel del mar subiría 65 metros y habría que desalojar varias millas de costa”. Ofreció como ejemplo el caso de la costa de Rincón, la cual pierde entre uno y tres metros por año. Ello implica una pérdida de 20 metros en cinco años.
¿Qué hace nuestro gobierno ante esta situación? La delegación del Partido Popular en la Cámara de Representantes radicó el proyecto 3924, que pretende crear la Ley de Créditos Contributivos por Inversión en Vivienda Verde, a fin de proveer créditos contributivos por la inversión en infraestructura verde a los desarrolladores de proyectos de vivienda. Además, adopta como política pública que se deberá propiciar la construcción de 25,000 unidades de vivienda verde en los próximos ocho años.
Por otro lado, en la Cámara también se radicó el proyecto 3920, que propone enmiendas a la Ley de la Junta Examinadora de Ingenieros, Arquitectos, Agrimensores y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico, a los fines de incluir, entre los requisitos de educación continua, cursos sobre edificación verde.
Otros proyectos radicados proponen una emisión de bonos para la Autoridad de Energía Eléctrica, con el propósito de que dichos fondos sean utilizados para el desarrollo de tecnologías dirigidas a la producción de energía de fuentes alternas al combustible fósil, y la creación del Fondo para la Promoción y Desarrollo de Tecnologías Alternas de Energía, con una asignación inicial de $3 millones.
El presidente del Senado, Kenneth McClintock, presentó un proyecto que propone crear la Ley para ordenar, regular e incentivar la venta de gasolina mezclada con etanol como combustible.
Aunque entendemos que estos esfuerzos tanto a nivel local como mundial van en la dirección correcta, no creemos que sean suficientes para enfrentar los cambios que se avecinan. Tampoco atienden la urgencia de la situación. No son una respuesta efectiva a una emergencia.
Continuamos con la construcción en las costas e incluso en la zona marítimo-terrestre, sin saber si esas edificaciones seguirán ahí en unos años. ¿Quién invierte ante esa incertidumbre? ¿Asegurarán las casas aseguradoras esas edificaciones? ¿Estaremos poniendo en peligro nuestra propiedad y nuestras vidas? Nuestro consumo desmesurado de combustibles fósiles -con sus consecuentes emisiones de bióxido de carbono- y el uso desmedido y casi exclusivo del automóvil como medio de transportación continúan a un ritmo alarmante.
Como pueblo unamos nuestras acciones y levantemos nuestras voces para que los dirigentes tomen cartas de inmediato. Es una emergencia. Necesitamos actuar ahora.
Sunday, October 14, 2007
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